sábado, 30 de mayo de 2020

LOS SEIS TEMORES BÁSICOS – CUESTIONARIO DE AUTOCONOCIMIENTO – PIENSE Y HÁGASE RICO – NAPOLEON HILL


Lo único sobre lo que tenemos un control absoluto son nuestros pensamientos. Son el único medio del que disponemos para controlar nuestro destino. No permitas que nadie, incluido tú, envenene tu mente. Las personas te dirán lo que no puedes hacer o lo que no puedes lograr. La mente es capaz de producir cualquier cosa que la propia mente pueda concebir y creer. El control mental es el resultado de la autodisciplina y el hábito. O controlas tu mente o esta te controla. No hay compromisos ni términos medios. El método más práctico de todos para controlar la propia mente es el hábito de mantenerla ocupada con un propósito definido, apoyado en un plan concreto.

 

Para aplicar cualquier filosofía con éxito uno debe de estar preparado para recibirla. La preparación empieza con el estudio, el análisis y la comprensión de los tres enemigos que necesita eliminar de su mente, la indecisión, la duda y el temor. El sexto sentido nunca funcionará mientras estos tres elementos negativos continúen en tu mente. Estos elementos se encuentran estrechamente relacionados.

 

La indecisión es la semilla del temor. La indecisión se cristaliza en la duda y ambas se mezclan convirtiéndose en el temor. Las tres germinan y crecen sin que su presencia sea detectada.

 

Los temores no son más que estados de la mente. El estado de la mente de cada cual se haya sometido a control y dirección. El hombre no puede crear nada que no haya concebido previamente a través de un impulso de pensamiento, sea voluntario o involuntario. Estos se trasladan a su equivalente físico. Todo ser humano tiene la habilidad de controlar su propia mente por completo y con ese control puede abrir su mente a los impulsos de pensamiento emitidos por otros celebros. Todo lo que el hombre crea se inicia en un pensamiento. Podemos llegar a dominar el temor.

 

El estado mental es creado. Los temores son estados mentales y los creamos nosotros mismos. Los temores son suficientes para destruir las posibilidades de alcanzar los logros deseados para cualquier empresa. Los temores paralizan la facultad de razonamiento, destruye la facultad de la imaginación, elimina la confianza en sí mismo, socaba el entusiasmo, desanima la iniciativa, conduce a la incertidumbre de propósito, estimula la dilación, elimina el entusiasmo y convierte al autocontrol en una imposibilidad. Le arrebata a uno el encanto de la personalidad, destruye la posibilidad de pensar con exactitud, distrae la concentración del esfuerzo, domina la perseverancia, reduce la fuerza de voluntad, destruye la ambición, ensombrece la memoria, invita al fracaso en toda forma concebible, mata el amor, desaniman la amistad, conduce al insomnio, invita al desastre, la miseria y la infelicidad. Y todo ello viviendo en un mundo de abundancia de todo. La emoción del temor se haya tan sutil y profundamente enraizada, que uno puede pasar por la vida sobrellevándolos sin llegar a reconocer jamás su presencia.

 

LOS SEIS TEMORES BÁSICOS

1.- Temor a la pobreza. Es el temor más destructivo de los seis temores básicos. Es el mas difícil de dominar. Se debe a la tendencia heredada de devorar económicamente a los demás. Nada produce tanto sufrimiento y humillación al hombre como la pobreza.

 

Sintomas al temor a la pobreza:

Suele expresarse a través de una falta de ambición. De una predisposición a tolerar la pobreza. De una aceptación sin protestar de toda aquella compensación que la vida pueda ofrecer. De una pereza mental y física. De una falta de iniciativa, imaginación, entusiasmo y autocontrol.

 

Indecisión. El hábito de permitir que los demás piensen por uno. El de mantenerse al margen.

 

Duda expresada generalmente por medio de justificaciones y excusas diseñadas para encubrirse. Rechazar con explicaciones o disculpar los propios errores lo que a veces se expresa en forma de envidia hacia aquellos que han alcanzado el éxito o bien se los critica.

 

Tendencia a gastar más de los ingresos propios, descuido del aspecto personal, la burla y el fruncimiento de cejas, la intemperancia en el uso de bebidas alcohólicas y narcóticos, nerviosismo, falta de severidad y autoconciencia.

 

Precaución excesiva. Costumbre de mirar el lado negativo de toda circunstancia, de pensar y hablar de posible fracaso, en lugar de centrarse en los medios para alcanzar el éxito. Se conocen todos los caminos que conducen al desastre pero nunca se buscan los planes precisos para evitarlo. Se espera el momento adecuado para empezar a poner en acción ideas y planes hasta que la espera se convierte en un hábito permanente. Se recuerda a aquellos que han fracasado y se olvida a los que han tenido éxito. Se ve el agujero del donut y no el donut.

 

Dilación. La costumbre de dejar para mañana aquello que se debería haber hecho el año anterior. Pasarse mucho tiempo buscando justificaciones y excusas para no realizar lo que tenemos que hacer.

 

La negativa a aceptar la responsabilidad siempre que esta se pueda evitar. Evitar el compromiso. El comprometerse con las dificultades en lugar de dominarlas y utilizarlas como peldaños para seguir subiendo. El intentar conseguir gangas de la vida en lugar de exigir prosperidad, opulencia, riquezas, satisfacción y felicidad. Planificar lo que hay que hacer solo cuando se ha producido el fracaso en lugar de quemar todas las naves y hacer que la retirada sea imposible.

 

La debilidad de la confianza en uno mismo y a menudo la total ausencia de la misma, así como de la definición de propósito, autocontrol, iniciativa, entusiasmo, ambición, frugalidad y una sana habilidad para el razonamiento. El esperar la pobreza en lugar de exigir la riqueza. El asociarse con aquellos que aceptan pobreza y no buscar de quienes exigen y reciben la riqueza.

 

Millones de personas se encuentran paralizados por el temor a la pobreza.

 

2.- Temor a la crítica. El temor a la crítica es uno de los temores básicos y nos vemos influidos por el. Hemos heredado una consciencia que nos hace temer la crítica. El temor a la crítica priva al hombre a la iniciativa, destruye su poder de imaginación, limita su individualidad, le quita la confianza en sí mismo y daña de formas diferentes. Los padres a menudo hacen un daño irreparable a sus hijos cuando los critica. A menudo los parientes más cercanos son los que peor ofenden. Suele producir complejos de inferioridad a través de la crítica innecesaria. La crítica implanta el temor en el corazón humano o el resentimiento pero no construye ni el amor ni el afecto.

 

Síntomas al temor a la crítica: El temor a la crítica es casi tan universal como el temor a la pobreza y sus efectos igual de fatales para el logro personal. Sobre todo porque destruye la iniciativa y desanima el uso de la imaginación. Sus principales síntomas son:

 

Timidez: Suele ser expresada por medio del nerviosismo, la timidez en la conversación y en el encuentro con personas extrañas, el movimiento extraño de las manos y de los pies, el desplazamiento de la mirada.

 

Falta de serenidad: ausencia de control en la voz, nerviosismo en presencia de otro, postura deficiente del cuerpo. Memoria pobre

 

Personalidad: escasa firmeza en las decisiones, falta de encanto personal y de habilidad para expresar opiniones definidas. Costumbre de soslayar los temas en lugar de afrontarlos de manera directa. Estar de acuerdo con otros sin haber examinado sus opiniones con cuidado.

 

Complejo de inferioridad: costumbre de expresar autoaprobación por medio de la palabra y de las acciones como un medio de ocultar una sensación de inferioridad. Utilizar palabras grandilocuentes para tratar de impresionar a los demás a menudo sin conocer si siquiera el significado de lo que se dice. Imitar a otros en la ropa, el discurso y las actitudes. Fanfarronear de logros imaginarios. Esto produce a veces una imagen superficial de sentimiento de superioridad.

 

Extravagancia: costumbre de intentar mantenerse a la altura de los demás gastando mucho más de lo que se ingresa.

 

Falta de iniciativa. Fracaso para aprovechar las oportunidades para el progreso propio. Temor a expresar opiniones.

 

Falta de confianza en las propias ideas. Responder de forma evasiva a los superiores. Vacilar en la actitud y en el discurso. Engañar en las palabras y en los hechos.

 

Falta de ambición. Pereza mental y física. Falta de autoafirmación. Lentitud para tomar decisiones. Dejarse influir con excesiva facilidad. Criticar a los demás a sus espaldas y alagarlos cuando están delante. Aceptar la derrota sin protesta o abandonar una empresa cuando se encuentra con la oposición de otros. Sospechar de otras personas sin causa alguna. Falta de tacto en la actitud y en discurso. No estar dispuesto a aceptar la responsabilidad de los propios errores.

 

3.- Temor a la enfermedad. El temor del hombre a la enfermedad procede de las terribles imágenes que se han implantado en su mente acerca de lo que puede suceder si la muerte le llega.  También la teme por la carga económica que puede representar. Muchas personas sufren de hipocondría. Se ha demostrado que el temor a la enfermedad aun sin causa en ocasiones produce los síntomas físicos de la enfermedad temida. La mente humana es muy poderoso, construye y destruye. La semilla del temor a las enfermedades anida en cada mente humana. La preocupación, el temor, el desánimo, la desilusión en el amor y en el fracaso en los negocios permite que esta semilla germine y crezca. Las desilusiones en los negocios y en amor se encuentran a la cabeza de la lista de causas de temor a la enfermedad.

 

Síntomas al temor a la enfermedad:

 

Autosugestión: El hábito del uso negativo de la autosugestión que se dedica a buscar y espera encontrar los síntomas de toda clase de enfermedades, disfrutar de enfermedades imaginarias y hablar de ellas  como si fueran reales. El hábito de probar todas las manías y modas recomendadas por los demás: Considerándolas como algo que tiene valor terapéutico. Hablar a otros de operaciones, accidentes y otras formas de enfermedad. Experimentar con dietas y ejercicios físicos y sistemas de reducción de peso sin guía profesional. Probar remedios caseros, medicamentos y remedios de charlatanes.

 

Hipocondría: El hábito de hablar de la enfermedad concentrando la mente en ella y esperando su aparición, hasta que se produce un colapso nervioso. Se produce como consecuencia de un pensamiento negativo y la curación se logra mediante pensamientos positivos.

 

Ejercicio: El temor a la enfermedad interfiere a menudo con un ejercicio físico adecuado y tiene como resultado el exceso de peso y haciendo que uno evite hacer la vida al aire libre.

 

Susceptibilidad: El temor a la enfermedad quiebra la resistencia natural del cuerpo y crea en él un estado favorable para cualquier forma de enfermedad que uno pueda estar en contacto.

 

Auto consentimiento: Hábito de buscar un poco de simpatía con el señuelo de una enfermedad imaginaria. Hábito de fingir una enfermedad para justificar la pereza o para hacerla servir como una justificación de lo que solo es falta de ambición.

 

Falta de moderación: Hábito de consumir alcohol o drogas para mitigar dolores de cabeza, neuralgias, etc. en lugar de buscar y de eliminar la causa.

 

El hábito de leer sobre la enfermedad y preocuparse por la posibilidad de contraerla

 

4.- Temor a la pérdida del amor. La fuente original de este temor surgió del hábito del hombre del ánimo de robarle la compañera a su semejante  o de tomarse libertades con ella cada vez que podía. Los celos y otras formas similares de neurosis surgen del temor heredado del hombre a la pérdida del amor de alguien. Este temor es el más doloroso de los seis temores básicos.

 

 

Síntomas al temor a la pérdida del amor:

 

Celos: El hábito de sospechar de los amigos y de las personas queridas sin ninguna evidencia razonable.

 

Motivos suficientes: El hábito de acusar a la pareja sin motivo alguno.

 

La sospecha de todo el mundo en general sin tener fe en nadie.

 

Descubrir imperfecciones: El hábito de descubrir imperfecciones en amigos, parientes, asociados en los negocios y personas amadas a la menor provocación, o sin causa que lo justifique.

 

Juego: El hábito de jugar, robar, engañar y aceptar cualquier otra oportunidad de riesgo con el propósito de conseguir dinero para la persona amada en la creencia de que el amor se puede comprar.

 

El hábito de gastar mucho más de lo que se ingresa o de incurrir en deudas para proporcionar regalos a la persona amada con el objeto de brindarle una imagen favorable.

 

Insomnio, nerviosismo, falta de perseverancia, debilidad de voluntad, falta de autocontrol, falta de confianza en sí mismo, mal carácter.

 

5.- Temor a la vejez. Este temor surge de dos fuentes. Del pensamiento de que la vejez puede traer consigo la pobreza, debido a la desconfianza hacia sus semejantes que pueden arrebatarle todas sus posesiones mundanas. De las terribles imágenes que hay en su mente acerca del más allá y de la posibilidad de la mala salud que se incremente a medida que la gente envejece. El erotismo también forma parte de una de las causas del temor a la vejez, ya que se ve disminuida la atracción sexual. La causa más común a la vejez está asociada al temor a la pobreza. Otra causa es el temor a perder la libertad y la independencia.

 

Síntomas al temor a la pérdida del amor:

 

Complejo de inferioridad: El descuido personal a causa de la edad.

 

Hábito de hablar de uno mismo como pidiendo disculpas por ser viejo. En lugar de expresar gratitud por haber alcanzado la sabiduría y la comprensión.

 

Hábito de matar la iniciativa, la imaginación y la confianza en sí mismo al creer falsamente que se es demasiado viejo para ejercer esas cualidades.

 

La costumbre de la persona de 40 años que se viste con el propósito de intentar aparentar más joven y que actúa con las formas aceptadas por los jóvenes

 

6.- Temor a la muerte. En otras épocas más oscuras se asociaba la muerte con un proceso doloroso y eterno, a no ser que la fe y una vida de acuerdo la creencia lo impidiera. En la actualidad, a través de la ciencia, la muerte se ha naturalizado. El mayor de todos los remedios frente al temor a la muerte es el ardiente deseo de alcanzar logros apoyado por la realización de un servicio útil a los demás. En ocasiones se asocia el temor a la muerte con el temor a la pobreza cuando se piensa que la propia muerte puede dejar a los seres queridos en la pobreza. En otros casos se debe al temor a la enfermedad y el consiguiente desmoronamiento de la resistencia física del cuerpo. Las causas más comunes del temor a la muerte son enfermedad, pobreza, falta de ocupación apropiada, desilusión amorosa, demencia, y fanatismo religioso.

 

Síntomas al temor a la muerte:

 

Complejo de inferioridad:

 

Costumbre de pensar en la muerte antes que en obtener lo máximo de la vida. Causado por la falta de propósito, falta de ocupación adecuada.

 

 

LA PREOCUPACIÓN

 

Es un estado mental basado en el temor. Funciona con lentitud, pero es insistente, insidiosa y sutil. Paso a paso se abre hasta que paraliza la facultad de racionamiento, destruye la confianza en sí mismo y la iniciativa.

 

La preocupación es una forma de temor sostenido causado por la indecisión. En consecuencia se trata de un estado mental que es posible controlar. La indecisión hace que la mente sea desequilibrada. Una mente desequilibrada es impotente. A la mayoría de las personas les falta fuerza de voluntad para tomar decisiones con prontitud y para mantenerlas con firmeza una vez las han tomado.

 

La decisión puede prevenir la aceptación de circunstancias no deseadas.

 

A través de la indecisión los seis temores básicos se transforman en un estado de preocupación.

1.- Suprime el temor a la muerte tomando la decisión de aceptarla como un acontecimiento inevitable.

2.- Elimina el temor a la pobreza adoptando la decisión de conseguir todas aquellas riquezas que puedas acumular sin preocupación.

3.- Elimina el temor a la crítica decidiendo no preocuparte por lo que la gente piense, haga o diga.

4.- Elimina el temor a la vejez tomando la decisión de aceptarla no como un obstáculo sino como una gran bendición que lleva consigo la sabiduría, el autocontrol y la comprensión.

5.- Elimina el temor a la enfermedad tomando la decisión de olvidarse de los síntomas.

6.- Elimina el temor a la pérdida del amor tomando la decisión de salir adelante sin amor si esto llegara a ser necesario.

 

Mata la costumbre de la preocupación en todas sus formas tomando la decisión general de que no hay nada en la vida por lo que valga la pena preocuparse. Con esta decisión alcanzaras serenidad, paz mental y claridad de pensamiento, lo que te producirá felicidad.

 

Una persona con una mente llena de temor no solo destruye todas sus posibilidades de acción inteligente sino que transmite estas vibraciones destructivas a las mentes de todos aquellos que entran en contacto con él.

 

Las personas que expresa los pensamientos negativos o destructivos mediante las palabras pueden estar casi seguras de experimentar los resultados de esas mismas palabras en forma de retrocesos destructivos. La emisión de impulsos de pensamiento destructivo también producen por si solos, sin ayuda de las palabras, un retroceso que se pone de manifiesto. La persona que emite pensamientos de naturaleza destructiva tiene que sufrir un grave daño como consecuencia del desmoronamiento de la facultad de la imaginación creativa. La presencia de cualquier emoción destructiva en la mente desarrolla una personalidad negativa que repele a los demás y que a menudo los convierte en antagonistas. Esos impulsos de pensamiento negativo, no solo son negativos para los demás, sino que impregnan el subconsciente de la misma persona que los emite y terminan a llegar a formar parte de su propio carácter.

 

Para conseguir el éxito debe encontrar la paz mental, adquirir los materiales necesarios de la vida y alcanzar la felicidad.

 

Podemos controlar nuestra propia mente. Tenemos poder para alimentarla con los pensamientos que queramos, por lo que se pueden utilizar de forma constructiva. A través de nuestros pensamientos podemos influir a nuestro propio ambiente.

 

 

SUSCEPTIBILIDAD A LAS INFLUENCIAS NEGATIVA

 

La susceptibilidad a las influencias negativas es un estado mental que se encuentra más enraizado que los seis temores básicos. Es difícil de dominar porque subyace en la subconsciencia.

 

Para protegernos de este mal, ya sea porque lo generamos o por qué lo hacen las personas con las que nos rodeamos, debemos hacer uso del poder de voluntad y utilizarlo constantemente hasta que logre construir un muro de inmunidad en su propia mente sobre esas influencias negativas. Tenemos que reconocer que por naturaleza somos perezosos, indiferentes y susceptibles con todas las sugerencias que armonizan con nuestras debilidades. Debemos reconocer igualmente que somos susceptibles a cada uno de los seis temores básicos. Debemos construir hábitos que le permita contrarrestar todos esos temores. Mantente alejado de personas que te reprimen, deja de ser indulgente con las enfermedades imaginarias, busca compañía de personas que influyan para que pienses y actúes por tu mismo. No esperes problemas.

 

Tenemos costumbre de abrir nuestra mente a la influencia negativa de otras personas. Muchos no nos damos cuenta que hemos sido maldecidos con ella y no lo reconocen. Quién lo reconoce descuida el mal o se niegan a corregirlo.

 

Cuestionario de autoanálisis:

Contestando con sinceridad el cuestionario de abajo sabrás más de tu mismo que la mayoría de personas. Estudia las preguntas con cuidado, vuelve a revisarlas una vez por semana durante varios meses, y asómbrate de la cantidad de conocimiento adicional de gran valor que habrás adquirido. Luego afronta los aspectos sobre ti mismo que quieres mejorar.

 

  1. ¿Se queja con frecuencia porque se “siente mal”, y si es así, ¿cuál es la causa?

 

  1. ¿Ve defectos en otras personas a la menor provocación?

 

  1. ¿Comete errores con frecuencia en su trabajo, y si es así, por qué?

 

  1. ¿Es sarcástico y ofensivo en su conversación?

 

  1. ¿Evita deliberadamente la asociación con cualquier persona, y si es así, por qué?

 

  1. ¿Sufre de indigestión con frecuencia? Si es así, ¿cuál es la causa?

 

  1. ¿La vida le parece inútil y el futuro sin esperanza? Si es así, ¿por qué?

 

  1. ¿Le gusta su profesión? Si no es así, ¿por qué?

 

  1. ¿Siente autocompasión a menudo, y si es así, ¿por qué?

 

  1. ¿Es envidioso de los que se destacan más que usted?

 

  1. A qué le dedica más tiempo, ¿a pensar en el éxito o en el fracaso?

 

  1. ¿Está ganando o perdiendo la confianza en usted mismo a medida que envejece?

 

  1. ¿Aprende algo valioso de todos los errores?

 

  1. ¿Está permitiendo que algún pariente o conocido lo preocupe? Si es así, ¿por qué?

 

  1. ¿A veces está “en las nubes” y en otras ocasiones en el abismo de la desesperación?

 

  1. ¿Quién tiene la influencia más inspiradora sobre usted? ¿Cuál es la causa?

 

  1. ¿Tolera las influencias negativas o desalentadoras que podría evitar?

 

  1. ¿Ha descuidado su aspecto personal? Si es así, ¿cuándo y por qué?

 

  1. ¿Ha aprendido a “sofocar sus problemas” por estar demasiado ocupado como para ser molestado por ellos?

 

  1. ¿Se llamaría a usted mismo “debilucho” si permitiera que otros pensaran por usted?

 

  1. ¿Ha descuidado la limpieza interior hasta que la autointoxicación lo hace irritable y de mal humor?

 

  1. ¿Cuántos trastornos prevenibles lo molestan, y por qué los tolera?

 

  1. ¿Recurre al licor, a las drogas o al cigarrillo para “calmar los nervios”? Si es así, ¿por qué no recurre más bien a la fuerza de voluntad?

 

  1. ¿Hay alguien que “lo moleste”, y si es así, por qué razón?

 

  1. ¿Tiene un objetivo principal y definido, y si es así, ¿cuál es, y qué plan tiene para lograrlo?

 

  1. ¿Sufre de cualquiera de los seis miedos básicos? Si es así, ¿de cuáles?

 

  1. ¿Tiene un método para protegerse contra la influencia negativa de los demás?

 

  1. ¿Hace uso deliberado de la autosugestión para tener una mente positiva?

 

  1. ¿Qué es lo que más valora, sus posesiones materiales, o el privilegio de controlar sus propios pensamientos?

 

  1. ¿Es fácilmente influenciables por los demás en detrimento de su propio juicio?

 

  1. ¿Ha añadido hoy algo de valor a su conjunto de conocimientos o estado de ánimo?

 

  1. ¿Confronta directamente las circunstancias que lo hacen infeliz, o eluda la responsabilidad?

 

  1. ¿Analiza todos sus errores y fracasos y trata de sacar provecho de ellos o, toma la actitud de que este no es su deber?

 

  1. ¿Puede nombrar tres de sus debilidades más perjudiciales? ¿Qué está haciendo para corregirlas?

 

  1. ¿Anima a otras personas a que le comenten sus preocupaciones?

 

  1. ¿Elige, a partir de sus experiencias cotidianas, las lecciones o influencias que lo ayuden en su desarrollo personal?

 

  1. ¿Su presencia tiene una influencia negativa sobre otras personas por regla general?

 

  1. ¿Qué hábitos lo molestan más de las personas?

 

  1. ¿Tiene sus propias opiniones o permite ser influenciado por otras personas?

 

  1. ¿Ha aprendido a crear un estado mental con el que puede protegerse contra todas las influencias deprimentes?

 

  1. ¿Su ocupación lo inspira con fe y esperanza?

 

  1. ¿Es consciente de poseer las fuerzas espirituales para permitirle mantener la mente libre de toda forma de miedo?

 

  1. ¿Su religión lo ayuda a mantener una mente positiva?

 

  1. ¿Siente que es su deber compartir las preocupaciones de otras personas? Si es así, ¿por qué?

 

  1. Si crees que “las aves del mismo plumaje vuelan juntas” ¿qué ha aprendido sobre usted mismo mediante el estudio de las amistades que atrae?

 

  1. ¿Qué relación, si hay alguna, ve entre las personas con las que se relaciona más estrechamente y cualquier infelicidad que pueda experimentar?

 

  1. ¿Podría ser posible que alguna persona a quien considere un amigo sea en realidad su peor enemigo, debido a la influencia negativa que ejerce en su mente?

 

  1. ¿Con qué parámetros juzga quién es útil y quién es perjudicial para usted?

 

  1. ¿Sus asociados íntimos son mentalmente superiores o inferiores a usted?

 

  1. ¿Cuánto tiempo de cada veinticuatro horas dedica a:

 

a. su ocupación?

 

b. dormir?

 

c. jugar y descansar?

 

d. adquirir conocimientos útiles?

 

e. perder el tiempo?

 

  1. ¿Quién de sus conocidos:

 

a. lo alienta más?

 

b. lo advierte más?

 

c. desalienta más?

 

d. lo ayuda más de otras maneras?

 

  1. ¿Cuál es su mayor preocupación? ¿Por qué la tolera?

 

  1. Cuando otros le ofrecen asesoramiento gratuito sin que se lo solicite, ¿lo acepta sin cuestionar o analiza el motivo?

 

  1. ¿Cuál es, por encima de todo, lo que más desea? ¿Tiene la intención de obtenerlo? ¿Está dispuesto a subordinar todos los demás deseos por éste? ¿Cuánto tiempo al día dedica a su adquisición?

 

  1. ¿Cambia de opinión con frecuencia? Si es así, ¿por qué?

 

  1. ¿Suele terminar todo lo que comienza?

 

  1. ¿Se impresiona fácilmente con los asuntos, títulos profesionales, grados universitarios o riquezas de otras personas?

 

  1. ¿Es fácilmente influenciable por lo que otras personas piensan o dicen de usted?

 

  1. ¿Le presta atención a las personas por su condición social o económica?

 

  1. ¿Quién cree que es la persona más grande que existe? ¿En qué sentido es esta persona superior a usted?

 

  1. ¿Cuánto tiempo ha dedicado a estudiar y responder a estas preguntas? (Se necesita por lo menos un día para el análisis y la contestación de la lista completa)."


No hay excusa para no conocerse bien a sí mismo, trabajar en nuestro carácter y lograr nuestro propósito.

Las personas que no alcanzan el éxito tienen un rasgo característico común. Conocen todas las razones que explican el fracaso y consideran todo tipo de justificaciones y coartadas para explicar su propia falta de logros.

Si fuera joven, si tuviera dinero, si tuviera formación, si los tiempos fueran mejores, si fuera guapo… excusas para justificar el fracaso.

Hay que tener el valor de verse a uno mismo como es en realidad y analizar nuestras debilidades para descubrir que podemos mejorar para alcanzar nuestro propósito. Debemos aprender de los errores propios y de los demás.