EL EFECTO DOMINO PARA LOGRAR OBJETIVOS

Uno de los problemas con los que nos enfrentamos frecuentemente cuando nos plateamos un objetivo es el mero hecho de pensar en todas las acciones que tenemos que ejecutar para lograrlo.

Cada vez que realizamos una acción ponemos en marcha un ciclo de multitud acciones que reaccionan en cadena y que pueden tener efectos exponenciales.  “una ficha de dominó puede derribar a otra ficha de dominó un 1.5 más grande, creando una reacción en cadena en la cual un pequeño empujón termina tumbando a una ficha de dominó de gran tamaño”. Eso significa que una ficha de 5 milímetros de alto y 1 milímetro de grosor es capaz de tumbar una ficha de 1 metro de alto y 45 kg de peso con sólo 11 fichas intermedias. 

  

Ante la complejidad de reacciones que conlleva tomar una acción debemos hacer un análisis del objetivo que queremos conseguir y desmenuzarlo en pequeñas tareas, subobjetivos o acciones mucho más fáciles de abordar.  Se trata de deconstruir o simplificar todo lo posible nuestra meta u objetivo en otros mucho más pequeños y fáciles de abordar e ir introduciendo poco a  poco acciones para su consecución.

Para beneficiarnos de la fuerza del efecto dominó para conseguir nuestros objetivos es necesario ordenar las tareas, subobjetivos, proyectos, etc, como si fueran las fichas del dominó, de manera que según vayamos adoptando cada acción, el siguiente paso no pueda ser otro, que tomar la siguiente acción que nos acerca a nuestro objetivo. “Atacar” primero aquellos proyectos que, una vez completados, te vayan a ayudar a completar todos los demás.

A la hora de decidir que hacer además de estar atentos a la posible reacción en cadena tenemos que observar la Ley de Pareto, que se resume en que el 80% de los resultados se consiguen con el 20% de nuestras acciones; 80% de las consecuencias provienen del 20% de las causas; 80% de los beneficios de una empresa proviene del 20% de sus productos, etc. Actualmente, en un mundo tan interconectado y globalizado, en muchas ocasiones se cumplen relaciones mas severas entre 90/10, 95/5 e incluso 99/1. En el origen de esta Ley de Pareto nos encontramos los mecanismos de incremento exponencial que proporciona el efecto dominó y que genera este desequilibrio distributivo.

Deberíamos preguntarnos que 20% de las fuentes generan el 80% de nuestros problemas y posteriormente preguntarnos que 20 % de las fuentes generan el 80% de nuestros resultados deseados. A partir de ahí tomar acciones en ambos niveles. Sin olvidar que lo óptimo es generar opcionalidad, alguna de la fuentes encuadradas en el 20 % de las fuentes que nos generan problemas hoy pueden ser los que generen el 80 % de nuestros objetivos de mañana.

Una vez tengamos decidida la acción hay que realizarla en el menor tiempo posible. Según la Ley de Parkinson "El trabajo se expande hasta llenar el tiempo de que se dispone para su realización". Si no establecemos fechas tope para cada acción posiblemente nunca las realicemos.

Por último tenemos que tener en cuenta el fuerte poder de influencia que tiene nuestras creencias sobre nuestras acciones. El efecto Pigmalión  explica que en muchas ocasiones una persona consigue lo que se propone previamente a causa de la creencia de que puede conseguirlo. Las creencias positivas son nuestros permisos que se convierten en capacidades. Las creencias crean resultados. La mejor manera para descubrir si somos capaces de hacer algo es pretender que podemos hacerlo y actuar como si podemos hacerlo. Lo que no puedes hacer, nunca podrás hacerlo, si realmente es imposible, lo descubrirás. Si crees que es imposible, realmente nunca descubrirás si es posible o no. Las creencias no son innatas, se crean, cambian y pueden ser una cuestión de elección. Podemos eliminar creencias que nos limitan y crear creencias que nos ayuden a lograr nuestros objetivos.

Debemos tener presente que disponemos de alternativas de acción y capacidad de elección para tomar acciones sencillas que pueden tener gran impacto en nuestras vidas y de las personas que nos rodeas.

           - La no acción es una opción, aunque implica perder la oportunidad de plantar una semilla o colocar la ficha de dominó que genere valor exponencial.

        - Tomar una acción en una mala dirección nos puede atrapar en un ciclo vicioso peligroso. Esto implicará cortar la reacción en cadena, y en la mayoría de casos, dejar de actuar como hemos hecho hasta ese momento, que era lo que la mantenía.

Ejemplos:

- Timothy Ferris, autor del libro “La semana labora de 4 horas” y propietario de una empresa de venta de artículos deportivos por Internet, decidió como objetivo dedicar menos tiempo a su trabajo y aumentar su nivel de facturación. Dejó de contactar con el 95% de los clientes, perdió el 2% y se centro en el 3% más importante. El 5% de sus clientes le aportaba el 95 % de los ingresos y estaba gastando el 98% de su tiempo. Casi el 100 % de sus problemas provenía del 95 % de empresas que no aportaban facturación, por lo que al dejar de contactar con ellas sus problemas se esfumaron. Una de las empresas que aportaban ingresos y le generaba problemas dejó de generar problemas. La otra empresa dejo de comprarle. Como resultado se centró en satisfacer a los grandes clientes, obteniendo mas pedidos y consiguiendo clientes similares al top 5, pasó de trabajar 80 horas semanales a trabajar 15, de ganar 30.000 mes a 60.000 mes y le generó tiempo para prestar atención a otros proyectos, ser Blogger de éxito, dar clases universidad de Pricenton, etc 

- Quique con la crisis de los 40 decide dar un giro a su vida y se marca el objetivo de vivir de Internet. Para ello su primer paso (la primera ficha) fue vender por Internet, mas adelante comenzó a ayudar a otros emprendedores (offline) a vender por Internet, para finalmente hacerlo con su plataforma online.

- Bosco primero pasó un verano en Irlanda para “aprender inglés”, consiguió un titulo que luego le servio para que le dieran la beca Erasmus a Noruega. Y gracias al Erasmus en Noruega consiguío puntos suficientes como para que le dieran la beca a Japón. Y gracias a la estancia en Japón tuvo el valor de hacer un viaje de 9 meses por Asia.